lunes, 28 de marzo de 2016

Pavana de la atrocidad

Otra vez en las esperas
bajo un cielo nublado
no surgen más que ruidos
o colores que se parecen a gritos.
Desavenencias con la suerte,
incomprendida tranquilidad,
no veo lo que estalla en mis ojos,
me ciega el abismo constante y límpido.
Me duele la boca,
lluvia humedeciendo las alforjas
más pesadas que exhaustas
como mis articulaciones.

Otra vez en las esperas,
deseo un amanecer con tu sombra
y que mis ojos levanten
las partituras clásicas
del Celo.

Se humedecen mis manos
al levantar tu piel
y no hay dolores
solo hay OjOs
que blasfeman y aturden,
enloquecen
y preguntan.

Se humedecen las palabras calladas.
Pero otra vez en las esperas,
los intestinos revueltos
y la esperanza que va perdiendo
el color.

Hacia la noche.
Pestañeas.

A veces bálsamos los labios,
otras recrudecen recuerdos
y moran desperdigados
sueños entre tus uñas.

Por descubrirte poco a poco,
por lo que sabemos,
por lo que queremos.

Pavana de la atrocidad.
Exhausto aún sigo deseándote.

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